Consultando la oferta de productos y servicios financieros para empresas, encontrarás términos como “leasing”, “renting”, “confirming” o “factoring”. En este artículo vamos a discutir las características principales de estos servicios financieros, tanto como sus principales diferencias.
Leasing y renting
El leasing es una fórmula de financiación a la que suelen recurrir empresas y autónomos para financiar vehículos y maquinaria comercial, hardware y software de oficina, etc. Se trata de un arrendamiento financiero que permite hacer uso del bien, sin tenerlo en propiedad. El contrato de alquiler obliga a la empresa a pagar unas cuotas mensuales dentro de un plazo definido. Al finalizar el plazo del contrato, existe la posibilidad de pagar un valor residual, y así hacerse el propietario del bien objeto del contrato de leasing.
Segunda fórmula utilizada para financiar vehículos o maquinaria, es el renting. Consiste en un contrato con el que la empresa puede disponer del bien a cambio del pago de una cuota mensual, incluso pago de seguro, revisiones y reparaciones, etc. A diferencia de leasing, el renting no ofrece la opción de compra al finalizar el contrato.
El leasing tiene la desventaja que aparece en el balance, ya que se trata de una deuda, y en el activo, como un derecho. Eso puede complicar la situación de la empresa a la hora de necesidad conseguir financiación de otra fuente. En caso de renting, el bien alquilado no sale en el balance, ya que no es una deuda sino un gasto puro que no influye la capacidad de crédito.