A la hora de disponernos a contratar una cuenta corriente bancaria, nos encontramos con diversos productos a los que podemos optar. Por tanto, es importante conocer bien las diferencias entre las distintas cuentas para elegir aquella que mejor nos convenga.

Por ejemplo, ¿queremos abrir una cuenta bancaria con el fin de depositar nuestros ahorros? ¿O queremos poder realizar operativa diaria, como domiciliar nuestra nómina, recibos y realizar pagos en establecimientos?

En concreto, si lo que queremos es abrir una cuenta bancaria para gestionar nuestras finanzas del día a día, podremos abrir una cuente corriente o la denominada cuenta nómina.

Definición de cuenta corriente y cuenta nómina

Una cuenta corriente es aquella que nos permite realizar la operativa básica del día a día. En general, este producto trae una tarjeta de débito asociada con la que poder pagar nuestras compras, y habrá entidades que cobren o no comisiones y gastos por la apertura o mantenimiento de dicha cuenta corriente.

Por su parte, la cuenta nómina es un tipo de cuenta corriente, por lo que también nos permite gestionar nuestra economía diaria, con la diferencia de que habrá una nómina domiciliada que podrá reportarnos ciertos beneficios. Normalmente, en la cuenta nómina se domicilian gastos fijos, como la luz, el agua, el alquiler o la hipoteca. Es decir, a cambio de domiciliar nuestra nómina todos los meses, así como algunas de nuestras facturas, las entidades pueden premiarnos con algún beneficio adicional.

Como era de esperar, los beneficios de disponer de una cuenta nómina dependerán del banco en cuestión, ya que cada uno es libre de establecer unas ventajas u otras para sus clientes.