¿Cuáles son los riesgos más grandes que deberías tener en cuenta?
Es sin duda una figura que conlleva demasiado riesgo. Convertirse en avalista de alguien supone comprometer el propio patrimonio presente y futuro. De hecho, firmar contrato de avalista de una hipoteca es una de las operaciones más desventajosas que existen. El avalista responde con todo su patrimonio e ingresos presentes y futuros. Lo que significa, que no sólo estás responsable con todos tus bienes actuales, sino también con todas aquellas propiedades y bienes que adquieras mientras esté vigente el préstamo que estás avalando. Sea nómina, pensión, acciones, coches, inmuebles, etc.
¿A quién pasa la deuda pendiente si fallece el avalado?
¿A los herederos del prestatario o al avalista? Bien, si los herederos aceptan la herencia, el avalista continúa desempeñando las mismas funciones hasta que finalice el préstamo. Sin embargo, si no aceptan la herencia a beneficio de inventario, es decir, que solo se comprometen a pagar la deuda con los bienes que integran la propia herencia, pero no con los suyos propios y se produce un impago o deuda no cubierta, es el avalista el que estará obligado a cubrirla.
¿Qué consecuencias tiene el fallecimiento del avalista?
Otra consecuencia de figurar como avalista es la que afecta a los herederos del propio avalista. Al aceptar una herencia, se aceptan tanto derechos como obligaciones, y entre ellas la del aval. Es decir, la responsabilidad y obligaciones avalistas también se heredan. En caso de fallecimiento del avalista, serían sus herederos los que recibirían la responsabilidad de hacer frente al préstamo avalado. O sólo con los bienes heredados (a beneficio de inventario), o hasta con los suyos propios, presentes y futuros.